Ya no te amaba, sin dejar por eso
de amar la sombra de tu amor distante,
Ya no te amaba y, sin embargo, el beso
de la fatal desdicha, nos unió un instante.

Agrio placer y bárbaro embeleso
crispo mi faz, enmudeció el semblante,
ya no te amaba, y me turbe, no obstante
como un gorrión en un bosque espeso.

Y ya perdido para siempre, al verte
anochecer con el eterno luto.
-mudo de amor, el corazón inerte-

Huraño, atroz, inexorable, hirsuto,
jamas viví como en aquella muerte,
y nunca te ame, como en aquel minuto.